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La Fortaleza del Real Felipe: pasado y presente

VARGAS ARANCIBIA, Pamela Brenda
E.A.P. Historia

La  Fortaleza del Real Felipe constituye para los peruanos un ejemplar arquitectónico de primer orden, tanto por la longevidad material de tal construcción colonial, como también por la trascendencia histórica de los elementos que se encuentran hoy en sus instalaciones. En este sentido, la Fortaleza del Real Felipe es sin lugar a dudas el museo representativo de la región Callao con una atracción turística que  cautiva  a propios y extraños.
           
1.    Reseña histórica

            La Fortaleza del Real Felipe posee una vasta historia de casi tres siglos; construida originalmente durante los gobiernos de los virreyes José Antonio Manso de Velasco y Manuel Amat y Juniet entre los años de 1747 a 1774, con el propósito de servir como defensa ante ataques de corsarios y filibusteros que hacían su llegada a nuestras costas  en busca de riquezas y que asolaban todo lo que encontraban en las ciudades portuarias; por ello la fortaleza debía garantizar la seguridad de toda la Bahía del Callao. Posteriormente adoptó nombres populares como simplemente “El Castillo” y posteriormente “Los Castillos del Callao”, luego de que el virrey Manuel Guirrior ordenara  la construcción de dos fuertes adicionales “San Rafael” al sur y hacia el norte “San Miguel”.

            Más  adelante, en la etapa de transición entre el Virreinato y la Independencia,  ejerció diversas funciones; entre ellas el último reducto de las fuerzas realistas con el general Rodil. Irónicamente San Martín la llamó Castillo de la Independencia denominación que se usó por cierto tiempo y que la sociedad olvidó. En referencia a estos hechos, cabe recordar que a comienzos de 1824, el sargento Dámaso Moyano se sublevó, junto al brigadier español José Ramón Rodil quien se puso a la cabeza de este levantamiento. Los realistas, entre ellos más de 6000 soldados y civiles refugiados, tomaron posesión del Real Felipe negándose a aceptar la Capitulación de Ayacucho y esperando  hasta 1826 tropas de ayuda españolas que nunca llegaron. (De La Barra, 1954: 46-47). Luego de dos años de enclaustramiento, con la mayoría de los soldados realistas muertos, de hambre y enfermedades, un destacamento patriota logró apoderarse del fuerte San Miguel, para luego tomar posesión del resto del lugar.

 Solo es en ese momento cuando el brigadier Rodil acepta la derrota y junto a un debilitado grupo de solo 400 hombres que quedaban en pie marchan fuera del lugar. Se firma la capitulación de la fortaleza el 22 de enero “[…] y al día siguiente ocupada por patriotas, izándose el pabellón peruano en el Torreón de La Patria (La Reina). En ese mismo día Rodil se embarcó para España acompañado de algunos jefes y oficiales”. (Ibídem: 48).

            Otro hecho que marcó historia fue el protagonizado por los  presidentes Orbegoso y Salaverry en una etapa tan conflictiva como La Confederación Peruano Boliviana. Ambos ocuparon la fortaleza, primero Luis José de Orbegoso al sospechar de un golpe de Estado de parte del ex presidente Agustín Gamarra, y luego Salaverry, quién  se apodera de la Fortaleza y del gobierno. (Regal, 1961: 76). Ya en posesión del Castillo, inicia un deplorable desmantelamiento, pues vendió armamentos que se encontraban en él sosteniendo que su desarme era una medida vital de  importancia para consolidar la paz interna; al poco tiempo instala en el lugar a la Aduana del Callao. Será  con el fin de la Confederación y la asunción del mando de Agustín Gamarra que se decreta la reforma de la Fortaleza del Real Felipe. (Ibídem: 83).

            Las reformas emprendidas en la fortaleza,  a fin de darle una utilidad civil y no militar,   impidieron  que durante los ataques españoles en el “Combate del 2 de mayo”, éste no pudiera hacer frente al enemigo. Además,  con el paso de los años se habían creado en sus interior diversas construcciones cerca de la zona que no permitirían un correcto espacio para llevar a cabo una lucha; “De este modo la vieja fortaleza fue utilizada únicamente como cuartel de unidades de tropa y sede del Cuartel General en donde se hallaba el Jefe Supremo, el General Prado”. (De La Barra, 1954: 58).
            Durante la guerra con Chile, La Fortaleza del Real Felipe siguió cumpliendo sus funciones de Aduanas y prisión militar ocasional, sufriendo un bloqueo y posterior bombardeo durante la Guerra con Chile, que trajo como saldo la destrucción de los dos pequeños fuertes San Miguel y San Rafael.

            Ya  durante  el gobierno de Augusto B. Leguía se le consigna su nombre original “Real Felipe del Callao”, además se le realizan una serie de restauraciones que se necesitaban con urgencia a fin de devolverle su fisionomía militar. Sin embargo, muchas de las modificaciones que se realizaron durante sus años de Aduana persistieron, muchas de ellas realizadas con material corriente y que fue deformando poco a poco sus instalaciones.
“En relación con las disposiciones gubernativas para la restauración del Real Felipe, fijadas en las Resoluciones Supremas de 9 y 10 de octubre y Decreto Supremo  de 21 de noviembre de 1925, se expidió las resolución suprema del 11 de enero del mismo año creando el “Museo del Real Felipe”, constituido “con los elementos que se relacionan con el origen e historia de la fortaleza”, y el cual ocupó la cámara centra aboveda de casamatas, pero por poco tiempo, pues sus pertenencias volvieron al Museo de la República.[…] Por decreto supremo de 2 de mayo de 1944 se creó definitivamente el Museo Histórico Militar en el Real Felipe, y el 23 de julio de 1945, se le inauguró por el Presidente Prado[…]”  (De La Barra, 1954:  71).

             A partir de la fecha hasta la actualidad, el Museo del Ejército ha venido funcionando normalmente, con ocasionales interrupciones en la atención al público debido a grandes mantenimientos, como el realizado en  1962 bajo la dirección de Agustín Tovar de Albertis y el de 1974, ordenado por el presidente Velasco Alvarado.

            En  cuanto a las  Aduanas, éstas  siguieron funcionando  en las primeras  décadas del siglo XX, en las salas que no eran ocupadas por el museo, hasta que poco después se manda crear el “Terminal Marítimo”, obra que es concluida en 1934, durante el gobierno de Oscar R. Benavides; la Aduana es reubicada  en aquella instalación y el Real Felipe es ocupado por un cuerpo de tropa del Ejército, siendo además sede de sede de la Escuela de Suboficiales del Cuerpo Aeronáutico del Perú hasta 1945.

            Es  declarado finalmente monumento el 19 de marzo de 1952, teniendo como presidente de la República a Manuel A. Odría; de acuerdo a la ley N° 11841 se establece  lo siguiente: “Declárese Monumento Nacional al Castillo Real Felipe del Callao, Santuario de gloriosas acciones cívicas, que han comprometido la gratitud de la República”.

2.    Centro de Convenciones y últimos convenios:
           
            Dada la noticia en el 2004 de que el Perú sería la próxima sede de las reuniones de la XVI Cumbre de Líderes del  Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), se empezaron a realizar en nuestros países diversos preparativos para la llegada de esta reunión, que se celebraría los días 21, 22 y 23 de noviembre del 2008. Estos preparativos incluyeron desde luego la asignación de locales para el funcionamiento de estas reuniones y la preparación para su correcto funcionamiento. Fue entonces cuando se dio a conocer que la Fortaleza del Real Felipe formaría parte de los lugares escogidos para la realización del APEC.

            Dado  que la fortaleza en sí no cumplía con requerimientos necesarios como lugar de reunión; se autorizó la construcción de un Centro de Convenciones y Reuniones, así como también un Boulevard en medio de la Explanada. Se le asignó el presupuesto de 12 millones 600 mil nuevos soles para su construcción, recursos que fueron aportados en su integridad por el gobierno regional del Callao; contando con la aprobación de Alexander Kouri Bumachar, por ese entonces presidente del Gobierno Regional del Callao y el Instituto Nacional de Cultura que mediante la Resolución Gerencial Regional Nº 498-008-GCR declaró como dispensable la zona que se tuvo que derrumbar, ocupada anteriormente por la Legión Peruana de la Guardia, argumentando que “el área que no cumplía con las condiciones de seguridad al presentar fisuras y rajaduras en paredes y techos, así como daños en techos de madera como consecuencia de la humedad y las polillas”, funcionaban en el lugar anteriormente mencionado: un restaurante concesionario, cafetería, cuadra-almacenes, peluquerías, cuadra de tropas, oficinas, comandancia, servicios higiénicos, enfermería y losa multideportiva. Estas edificaciones demolidas debían ser reconstruidas y reubicadas internamente. La obra se inauguró finalmente el 15 de noviembre  2008, pocos días antes de la inauguración del APEC, con la participación del presidente Alan García Pérez.

            La construcción del Centro de Convenciones ocupa alrededor de cinco mil quinientos metros cuadrados y cuenta con restaurantes, 18 palcos, auditorios, salas de conferencias, salas de traducciones, oficinas administrativas, entre otros ambientes, y tiene la capacidad de albergar hasta a 1500 personas.

Vista del centro de convenciones

            En una entrevista con Andina, agencia de noticias, poco antes de la inauguración del Centro de Convenciones, Alexander Kouri declaró que: “El Callao necesitaba un espacio así. Antes, en eventos importantes se exhibía una estructura de toldos, lo que desmerecía la majestuosidad de la fortaleza”. Luis Giampietri, vicepresidente del Perú por esos años, y quien presidia la comisión organizadora de la Cumbre APEC 2008, sostuvo mediante una entrevista a Panamericana Televisión, que se buscó en todo momento una armonía entre lo antiguo y lo moderno, es por ello que el nuevo Centro de Convenciones no posee una gran altura, para que no sea posible su visibilidad desde fuera de la Fortaleza; además, el color con el que está pintado, blanco, según el viceministro, hace que no sea muy resaltante en su apariencia.

            Tras su construcción, eventos de todo tipo se han venido realizando en el lugar, destacando entre ellos el concurso de belleza “Miss Perú” en el 2011 y 2012, “Perú Moda”, “Perú Giftshow”; además la nueva construcción sido sede de conferencias como la de docentes en el 2008 y la de “La Mujer Peruana” en el 2011; y ha funcionado como local para fiestas como la de Halloween, hace tres años.
            El Gobierno Regional del Callao, mediante la resolución Ejecutiva Regional N°000130-2012, estipula un convenio con el Ejercito hecho el 19 de enero del 2012; señala que: “[…]el Ministerio de Defensa – Ejercito del Perú, entrega al Gobierno Regional del Callao, bajo la modalidad de Afectación en Uso y por un plazo de ocho (08) años a partir de la referida Adenda, el Centro de Convenciones y Reuniones con un área de 5,500 m2 y del Boulevard de la explanada, con un área de 8,400 m2 ubicadas en el interior del Castillo Real Felipe” el convenio supone una administración por parte del Gobierno Regional, es decir, esta institución es la única autorizada para alquilar el lugar a quien lo demande. El articulo también afirma que se transfiere a la Gerencia Regional de Desarrollo Económico la responsabilidad de administrar y mantener operativamente el Centro de Convenciones y el Boulevard que se ubica en su entrada; también incluye  una transferencia presupuestal, así como documentos, recursos y responsabilidades inherentes a su gestión y ejecución.

            Otro convenio que se realizó en estos últimos años fue  el que se dio entre el Gobierno Regional del Callao,  La República Checa (representada por la embajada de dicho país) y el Ejército Peruano. De acuerdo a la Resolución Gerencial General Regional N° 1601 del 20 de diciembre del 2011, se firma el Convenio de Cooperación Interinstitucional, que estipula la donación por parte del Gobierno Regional del Callao al Ministerio de Defensa- Ejercito del Perú dos camionetas nuevas doble cabina 4x4 valorizadas en s/.159,914.40 para ser utilizadas en beneficio de la Institución; a su vez el Ejercito del Perú donará a la República Checa el tanque de su propiedad “LPT Pazer 38 Mod M-14”  y por último la Republica Checa donará al Gobierno Regional del Callao la suma de US$ 50,000.00 para ser utilizados en beneficio del Museo del Ejército que se encuentra ubicado dentro de la Fortaleza del Real Felipe.
            Sin embargo conforme al Acuerdo del Consejo Regional Nº 000214, con fecha 20 de diciembre del 2011, se consta que solo el Ejército Peruano cumplió con su parte del trato  al donar el tanque “LPT Pazer 38 Mod M-14”, mientras que las dos otras instituciones que forman parte del acuerdo no cumplieron con lo acordado. Siendo así, el pacto es sujeto a lo dispuesto en la Cláusula Décima Primera del citado convenio “el presente convenio podrá cancelarse por cualquier de las siguientes causas: a) Por incumplimiento de cualquiera de las partes de las obligaciones asumidas mediante el presente Convenio […]”.

            La disolución del contrato también queda estipulada en la segunda página del documento “la Gerencia de Asesoría Jurídica según informe N1827-2011-GRC/GAJ, opina que debe dejarse sin efecto el acuerdo del Consejo Regional Nº 000084 de fecha 20 de junio del 2011”

3.    Situación del Patrimonio e instalaciones.

            En diversas descripciones hechas del museo por libros como Monografía del Real Felipe del Callao y Guía del Museo Histórico-Militar del general Felipe de la Barra y artículos de revistas como Actualidad Militar en su edición de febrero de 1985, se puede constatar que el Museo ocupaba 12 salas de la Fortaleza, sin contar los grandes cañones que se ubicaban fuera de ellas.

            En aquellos tiempos la sala Independencia contaba con fusiles de chispa que fueron disparados por la tropa del Virrey La Serna en la Batalla de Ayacucho, pistolas pertenecientes a Carlos III y a Fernando VII, así como la ultima bandera que flameó en el Real Felipe durante el confinamiento del general Rodil en la Fortaleza, pinturas de próceres y precursores de la independencia como Túpac Amaru y José Baquijano y Carrillo, prendas de Don Ignacio Prado, un óleo que representa la muerte de Atahualpa y mapas que escenificaban el Callao colonial.

            En la Sala Castilla se encontraban armas y prendas pertenecientes a Ramón Castilla, entre ellas una charretera con marcas de sangre del Mariscal por una herida de bala que recibió en el hombro, el poncho que usaba al momento de su muerte y tierra de ese mismo lugar contenida en una urna de cristal, el cuadro de Aurelio Longaray representando este hecho; una estatua de mármol fabricada  a su nombre y de tamaño original, la banda presidencial que usó el mariscal y posteriormente Nicolás de Piérola, donada por la Sra. Francisca Diez Canseco de Castilla; morreones y armas de combatientes de la Guerra de la Confederación, documentos firmados por Gamarra, Santa Cruz y Orbegoso; oleos de Salaverry y una montura que usó Mariano Ignacio Prado durante combate.

            En la sala del General Prado se exhibían objetos  donados por el “Memorial Prado” que existía en Chorrillos referentes a él y su participación en la Guerra de Independencia, como su uniforme, capa, kepí y charreteras; el lapicero con el que firmó la declaración de guerra a España en 1866, además de espadas y medallas con incrustaciones de piedras preciosas otorgadas al general por Bolivia, Chile y  Ecuador, países aliados,  por la victoria del 2 de mayo.

            En la Sala Bolognesi se apreciaban reliquias relacionadas a la Batalla de Arica, como la bandera peruana que flameo en el Morro de Arica  aquel día; la espada, el revólver y piezas del uniforme de Bolognesi; balas y fragmentos de proyectil encontrados en el Morro; el “Monumento al coronel Bolognesi” hecho por el famoso escultor Agustín  Querol, retirada de la Plaza Bolognesi por motivos bastante absurdos, y reemplazada por una nueva creada por Artemio Ocaña en 1954; también se encontraba el oleo “La Respuesta” creada por Juan Lepiani. Puedo constatar que todo lo mencionado anteriormente con respecto a la Sala Bolognesi, exceptuando el monumento hecho por Querol, se encuentra ahora en el Museo de los Combatientes del Morro de Arica.

            En la antigua Sala Cáceres se hallaban reliquias  de la Guerra de 1879, como el uniforme y armas del Mariscal Cáceres y la de su ayudante en la Batalla de Tarapacá, el capitán Torres Paz, que murió combatiendo en la Batalla de Miraflores; también se tuvieron en la sala banderolas chilenas, fragmentos de bala de cañón,  balas de fusiles peruanos y chilenos, restos de uniforme y espalda de un oficial chileno recogidas del Morro Solar, banderas de guerra de los batallones de Reserva N°2 y N°4; además de oleos del Mariscal, de Rufino Torrico, cuadros de la Batalla de Tarapacá y del Reducto N°3; cañones, fusiles, carabinas y bayonetas que fueron usados durante la Guerra con Chile, entre otros. Varios de estos objetos se encuentran ahora en el Museo Andrés Avelino Cáceres.

            En la sala Leoncio Prado se exhibían cartas del padre del coronel, en las que le instaba a combatir por la independencia de Cuba, y la que Leoncio Prado envía a su padre en Colombia, informándole de su inminente fusilamiento; además oleos del momento de su muerte; prendas del coronel, armas, su botiquín de campaña, la bandera con la que se envolvió el féretro y una fotografía de su cuerpo inerte.

            Las salas Zarumilla y Nor-Oriente contenían elementos usados durante la guerra con Ecuador, iniciada en 1941; existían en el lugar 14 banderas arrebatados al ejército ecuatoriano, muestras del botín de  guerra consistente en fusiles, ametralladoras, cañones de montaña, antiaéreos, municiones, equipos de campaña y uniformes varios.

            En las salas de la oploteca se encontraban armas variadas. Desde inicios del museo ya existía una colección de más de 200 armas, entre fusiles, carabinas, metralletas y cañones; todas de distintos modelos y fechas, algunas databan de hasta más de 300 años.

            La oploteca, que contaba con dos salas fue reducida y en la actualidad solo se encuentra una; este reciento es el único que se conserva desde hace más de medio siglo, con variaciones mínimas en su contenido. No obstante, la sala no está incluida en el recorrido actual del Museo, algo muy injusto al tratarse de una sala tan impresionante.

            Esta forma de clasificación por fecha y héroe por las que se organizaban  las salas permaneció de esa manera hasta los años 80’s; posteriormente al pasar el tiempo, objetos de todo tipo se fueron retirando y añadiendo al lugar; la cantidad de salas se fueron reduciendo y la temática de cada una fue variando.      
            La organización de salas hecha en lo
s últimos años  ordena los contenidos de una manera bastante aleatoria. Ya que la Oploteca, y muchas otras salas no se encuentran actualmente en el recorrido, el visitante común y corriente solo puede tener acceso a las piezas que se encuentran dentro de la Casa del Gobernador.
            El recorrido empieza con la estatua de Bolognesi de Querol, monumento que se encuentra  frente a la nueva Explanada 

Estatua original del monumento
a Bolognesi hecha por Querol


Acto seguido nos dirigimos a la estatua del Soldado sin rostro que se encuentra junto a la Casa de la Respuesta, réplica de la existente en Arica y que servía como cuartel del ejército peruano durante la Guerra del Pacífico, existe dentro de esa casa una representación con maniquíes de lo sucedido en 1880, la reunión  de Bolognesi con el sargento chileno que traía la carta de rendición, lugar  donde Bolognesi pronuncia sus famosas palabras; desde hace varios meses el ingreso al lugar tampoco  es permitido a los visitantes, quienes solo pueden observar la fachada del lugar y seguir con su recorrido.

            Luego de ello, se sigue con un breve recorrido por el Parque de Artillería donde se muestran cañones de distintos modelos, todos pertenecientes al siglo XX, además de una visita a la parte la parte de la Fortaleza llamada Caballero de los 12 Cañones, que durante la colonia tenia la función de servir como defensa ante ataques.

            Después de esto, el visitante es conducido a la Casa del Gobernador, mencionada anteriormente; ni bien se ingresa al lugar es evidente la aleatoriedad presente en las tres salas que comprenden el lugar. Por ser ubicaciones de gran tamaño, se han colocado elementos diversos que no guardan relación uno con otro dentro de ella. En la sala de “El Ejercito Inca” se encuentran vitrinas con replicas de huacos, fotos y ondas e imágenes de cera que representan la época incaica.  

Vitrinas con réplicas de huacos

Posteriormente, pasamos a las demás salas de La Casa donde las temáticas se confunden; encontramos partes en cada una de la época colonial y republicana, con adhesiones de óleos y bustos de héroes nacionales, próceres y precursores de la independencia, todos mezclándose en el lugar.

            De los uniformes originales mencionados anteriormente no queda uno a la vista, todo lo que pudimos observar son maniquíes vestidos con replicas de lo que fueran los uniformes de soldados durante la guerra.


Réplicas de uniformes

            No es posible  para un visitante común y corriente acceder al Torreón de la Reina, a pesar del buen estado en que se encuentra, pues según lo comentado por la guía, solo se puede acceder a esta zona mediante un “tour” organizado por alguna empresa turística relacionada al Real Felipe. Donde sí es posible el ingreso es al Torreón del Rey, en la parte que antiguamente cumplía la función de calabozo podemos encontrar maniquíes, que vestidos como prisioneros y guardianes, representan lo sucedido en el lugar hace varios siglos atrás.

            En total el recorrido dura aproximadamente 2 horas, pero en todo ese tiempo, lo anteriormente descrito no fue lo único que percibimos. Pudimos observar la parte posterior del Centro de Convenciones, desmonte y piezas oxidadas tiradas en el suelo, e incluso basura. 


Basura acumulada detrás del
centro de convenciones


  También observamos en cada visita que hicimos al lugar, personas, posiblemente soldados de la Legión Peruana de la Guardia, jugando partidos de fútbol en pleno recorrido y salas sin uso que eran usadas de almacén de chatarra. 

            Existe también una cuarta sala la cual tampoco está incluida en el recorrido, se trata de la sala Homenaje a la Mujer, sala que según informes de la página oficial del Ejército, cuenta con una amplia colección de óleos de mujeres que contribuyeron con independencia y lucha por la patria, como Micaela Bastidas y Antonia Moreno de Cáceres. Además, también según la misma página oficial, en esta sala se encuentra el famoso cuadro de “El Repase” del pintor Ramón Muñiz.

            Cabe mencionar como conclusión que en la SUNARP  sólo la Fortaleza del Real Felipe se encuentra a nombre del ejército; los demás otros museos pertenecientes a tal institución como el Museo Combatientes del Morro de Arica o el Museo Andrés Avelino Cáceres no se encuentran en la lista.

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