La problemática del Patrimonio Cultural en el horizonte del historiador profesional
Publicado por Rincón de Clío 12 en 15:18El historiador desarrolla su labor profesional en diversos rubros, tales como la investigación, la asesoría, la docencia y la gestión. Dentro de este panorama, cada vez es más urgente establecer una relación cercana entre historiadores y Patrimonio Cultural, sobre todo en este tiempo de crecientes amenazas contra el legado histórico de los pueblos.
El concepto de Patrimonio se utiliza
ampliamente en el vocabulario de los docentes, arqueólogos, historiadores del
arte, conservadores, historiadores, etc. El organismo oficial de la cultura en
el Perú, define Patrimonio como aquello que se recibe de los padres:
[…] y que, por lo
tanto, es de uno por derecho propio, sin que ello sea discutible. En un sentido
más amplio, puede referirse a una nación, e involucra no sólo a los bienes
materiales, sino también a los espirituales e inmateriales, que en conjunto identifica
a un grupo humano. (Ministerio de Cultura, 2012).
Por su parte, la Carta de Cracovia señala que el “Patrimonio es el conjunto de las obras del hombre en las cuales una comunidad reconoce sus valores específicos y particulares con los cuales se identifica” (Conferencia Internacional sobre Conservación, 2000: 5). Se trata de una herencia que se acumula y transmite, enmarcada en “[…] una continua transformación de los recursos de acuerdo a las necesidades y el nivel de conocimientos de cada época” (Fujita, 2005: 26). Urbano agrega que “[…] el patrimonio designa en las sociedades contemporáneas el campo de producción continua de un discurso sobre los rasgos o elementos de una herencia común” (2000: 24). De esta manera, el Patrimonio es ingrediente fundamental en la construcción de identidades locales y nacionales.
El
concepto de Patrimonio Cultural es bastante amplio, incluye sitios y monumentos
que sirven de cohesión social a las comunidades humanas -especialmente cuando los
bienes mantienen su integridad y autenticidad- así como las diversas
manifestaciones que se heredan oralmente de los antepasados. La clasificación considera cuatro tipos principales:
Patrimonio
Cultural Material (mueble e inmueble).
Patrimonio
Cultural Documental.
Patrimonio
Cultural Industrial.
Patrimonio
Cultural Subacuático.
Patrimonio
Cultural Inmaterial (Hayakawa, 2010: 76-77).
La labor del historiador debe contribuir a orientar el proceso de estudio del Patrimonio entendido como el “[…] repertorio de significados continuamente interpretados por una comunidad” (Hayakawa, 2010: 43). La Carta de Cracovia señala que cada grupo humano es responsable de la identificación y gestión de su patrimonio:
Los elementos
individuales de este patrimonio son
portadores de muchos valores,
los cuales pueden cambiar en el tiempo. Esta variabilidad de valores
específicos en los elementos define la particularidad de cada patrimonio. A
causa de este proceso de cambio, cada comunidad desarrolla una conciencia y un
conocimiento de la necesidad de cuidar los valores propios de su patrimonio. (Conferencia Internacional sobre Conservación, 2000:
1).
Por lo tanto, hay que advertir si un monumento, sitio o manifestación inmaterial es realmente representativo de una comunidad, o es la imposición de una élite sobre la colectividad. También hay que contrarrestar otra visión equivocada acerca del Patrimonio, aquella que lo considera mercancía (Hayakawa, 2010: 51). Según esta perspectiva se le considera útil por ser un producto más para el mercado, sobre todo en el ámbito de la actividad turística mal entendida, la que está desconectada de la gente y de su historia.
Sin embargo, la
herencia cultural de los pueblos es también un recurso para el desarrollo (Hayakawa, 2010: 19). Hoy
está claro que su conservación y puesta en valor contribuye al progreso sostenible
de las comunidades, siempre y cuando se use racionalmente, se respeten los
valores que encarna y no se erosione su sentido original.
Patrimonio
mundial en el Perú
Si bien en nuestro país la complejidad
de los procesos histórico-sociales es un desafío para los historiadores
preocupados por el Patrimonio; el compromiso es aún más grande cuando tenemos
en cuenta que la UNESCO -en referencia al Perú- reconoce dieciocho elementos en
su lista de Patrimonio de importancia mundial:
a) Patrimonio Cultural:
1. Centro histórico de Lima.
2. Centro histórico del Cusco.
3. Centro histórico de Arequipa.
4. Sitio arqueológico de Chan Chan.
5. Sitio arqueológico de Chavín.
6. Sitio arqueológico Geoglifos de Nazca.
7. Sitio arqueológico de Caral.
b) Patrimonio Natural:
1. Parque Nacional Huascarán.
2. Parque Nacional del Manú.
c) Patrimonio Natural-Cultural:
1. Santuario de Machupicchu.
2. Parque Nacional Río Abiseo (incluye el sitio
arqueológico Gran Pajatén).
d) Patrimonio Inmaterial:
1. Arte textil de Taquile.
2. Patrimonio oral del pueblo Zápara (compartido
con Ecuador).
3. Patrimonio oral del pueblo Aymara (compartido
con Bolivia y Chile).
4. Danza de las Tijeras.
5. Danza Huaconada de Mito.
6. Eshuva (los rezos cantados de la etnia
Huachipaeri de lengua Harakmbut).
7. Peregrinación al santuario del Señor de Qoyllurit’i.
Como vemos, aquí se incluyen tres
centros históricos urbanos, seis sitios arqueológicos y siete manifestaciones de patrimonio
inmaterial. A esto habría que agregar que en la Lista indicativa de la UNESCO
-en espera de una posible declaración de Patrimonio Mundial- tenemos al Qhapac
Ñan (candidatura compartida con Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador),
los sitios arqueológicos de Pachacamac y Kuélap, el centro histórico de Cajamarca
y otros que se van sumando. Esto hace que la responsabilidad del historiador
peruano con el Patrimonio Cultural del país -y en los casos citados, incluso de
la Humanidad- sea una tarea urgente de
afrontar.
Un curso joven en San Marcos
En torno a esto, cabe destacar que en la EAP de
Historia de la UNMSM tenemos ya un curso denominado Patrimonio Histórico, que
comenzó a dictarse el año 2009. Un signo de los tiempos.
Dicha asignatura corresponde al segundo semestre.
Es un curso del área informativa del ciclo de
formación profesional en Historia. Su objetivo es presentar a los estudiantes
la información e importancia del amplio y variado patrimonio histórico del
país, así como la necesidad y los medios de conservarlo y ponerlo en valor.
(Escuela Académico Profesional de Historia, 2009: 24).
La presencia de este curso es congruente con las
cualidades que debe reunir el historiador egresado de la UNMSM, particularmente
la tercera:
a) Capacidad técnica y metodológica para la
investigación, el asesoramiento, la enseñanza de la Historia y su difusión a
distintos niveles.
b) Capacidad de crítica, análisis, creatividad e
innovación en su desempeño como investigador (a) científico (a), con un sólido
manejo de conceptos y categorías vinculados al análisis de procesos
socioeconómicos, políticos e ideológicos, así como el dominio de las teorías, filosofías y metodologías de la Historia.
La sumilla de Patrimonio Histórico es única, pero
cada profesor traza sus propios objetivos y plantea la secuencia de temas según
su criterio. En mi caso tengo en cuenta los siguientes objetivos:
- Presentar a los estudiantes la complejidad del
patrimonio histórico peruano y su problemática.
- Evaluar las funciones y el accionar de
las instituciones relacionadas con el patrimonio histórico peruano.
- Discutir los principios fundamentales de la
protección, conservación y puesta en valor del patrimonio.
- Conocer elementos básicos de museología y su
relación con la protección y difusión del patrimonio.
- Revisar diversas propuestas y experiencias en torno a la gestión del
patrimonio.
En cuanto a la programación de temas a discutir trabajo con el siguiente esquema:
Patrimonio Cultural y Patrimonio Histórico.
Conceptos y discusión actual.
El Estado peruano y el Patrimonio Histórico. La
legislación del Patrimonio.
Patrimonio material mueble (objetos históricos,
arqueológicos e histórico-artísticos).
Patrimonio material inmueble (monumentos, ambientes
urbano-monumentales, ciudades históricas, sitios arqueológicos, paisajes
culturales).
Patrimonio Documental (archivos y bibliotecas).
El Patrimonio en riesgo. Protección,
conservación y puesta en valor del Patrimonio.
La gestión del
patrimonio. Experiencias.
Museología: el
Patrimonio y el papel de los museos. La gestión de
museos.
El Coleccionismo.
Estamos viviendo la infancia de este curso en la E.A.P. de Historia y el interés que muestran los estudiantes es alentador. Agrupados en equipos realizan investigaciones específicas, aplican la teoría discutida en las clases a un Patrimonio concreto y elaboran una monografía con información de primera mano. Muchos de los alumnos se animan a participar en las campañas en defensa del Patrimonio que se lanzan desde las redes sociales. En varios casos, hemos comprobado que alumnos que viven en Lima, por primera vez conocen el Patrimonio monumental y los museos de la ciudad al realizar los trabajos para el curso.
Debo enfatizar
que uno de los objetivos es brindar al estudiante de Historia algunos
principios de museología. Entendemos que un museo es una institución cuya misión “[…] consiste en adquirir, preservar y
valorizar sus colecciones para contribuir a la salvaguarda del patrimonio natural,
cultural y científico” (ICOM, 2006: 1). La museología es la ciencia que trata
de la problemática de los museos y la museografía ejecuta la parte práctica de
las exposiciones, es decir el montaje.
Transmitir
información básica sobre Museología y Museografía a los futuros historiadores
es urgente, sobre todo cuando constatamos las grandes dificultades de los
principales museos estatales, tales como el Museo Nacional de Arqueología, Antropología
e Historia del Perú y el Museo de la Nación. Las colecciones que poseen son
realmente fabulosas y su personal científico excelente, pero el primero tiene
una infraestructura de la década del 40 del siglo pasado -y la mitad del museo
se desarrolla en una antigua casona- con muchas dificultades para una
museografía moderna. El segundo perdió su gran exposición permanente el año
2008 con motivo de las cumbres AL-CUE y APEC. Lo convirtieron en un centro de
convenciones. Hoy sólo es un pálido reflejo del ayer. Ahora ni siquiera tiene
nombre, lo han retirado de la fachada para colocar “Ministerio de Cultura”.[1]
Si
antes de visitar los museos mencionados queremos conocer sus contenidos en la web, nos
llevaremos una desagradable sorpresa: ambas instituciones no tienen página
propia. Pero esta falencia es general en los museos del Estado peruano, lo
mismo pasa con el Museo
Arqueológico de Ancash (Huaraz), el Museo Nacional Sicán (Ferreñafe), el Museo
Inka (Casa del Almirante, Cusco), el Museo Nacional Chavín, el Museo Nacional
de la Cultura Peruana, el Museo de Arte Italiano, etc. La verdad es que para el mundo moderno no existen.
Otro
caso especial es el centro de interpretación denominado Museo Metropolitano,
creado con una millonaria inversión en la anterior gestión municipal. Su aporte
es valioso para el conocimiento de la historia de Lima, es didáctico y es
motivador, no lo voy a cuestionar. El problema es el proceso: hicieron un
“museo virtual” -entendido erróneamente como museo que no exhibe objetos- cuando
tenían a mano la colección de arte de la Municipalidad, una de las más
importantes del país. Un caso de “gestión” cultural desconectada de conceptos y
prioridades.
Nos
preocupa especialmente la temática museológica, por eso le brindamos un espacio
importante en el curso en cuestión. Hacemos nuestro el parecer de Mario Vargas
Llosa cuando dice:
Los museos son tan necesarios para los países como las escuelas y los
hospitales. Ellos educan tanto y a veces más que las aulas y sobre todo de una
manera más sutil, privada y permanente que como lo hacen los maestros. Ellos
también curan, no los cuerpos, pero sí las mentes, de la tiniebla que es la
ignorancia, el prejuicio, la superstición y todas las taras que incomunican a
los seres humanos entre sí y los enconan y empujan a matarse. Los museos
reemplazan la visión pequeñita, provinciana, mezquina, unilateral, de
campanario, de la vida y las cosas por una visión ancha, generosa, plural.
Afinan la sensibilidad, estimulan la imaginación, refinan los sentimientos y
despiertan en las personas un espíritu crítico y autocrítico. (2009).
Lima, tareas urgentes
El Patrimonio se ve amenazado por
diversos factores tales como el paso del tiempo, los desastres naturales, la
agresión humana directa, la tergiversación de sus valores y/o contenidos, o el progreso
mal entendido. El papel de los historiadores es fundamental para la protección
del Patrimonio en todas sus etapas: la investigación, el análisis e
interpretación, la defensa militante, la difusión, la puesta en valor y la
gestión.
Para el
caso de los historiadores que residen en Lima, hay temas específicos que
queremos proponer para la reflexión. Asuntos en los que podemos -y debemos-
tener una acción más dinámica. Veamos
los casos de la arquitectura monumental y de la escultura pública, asuntos que
competen especialmente a los historiadores del arte.
Lima es una de las pocas
ciudades de Sudamérica que ostentan el título de Patrimonio Cultural de la
Humanidad. Una ciudad valiosa por su trascendencia histórica y su riqueza
arquitectónica-artística. Desgraciadamente, pocas veces nuestras autoridades
han estado a la altura de este reconocimiento internacional. Para los que
caminamos cotidianamente por el Centro Histórico, es lamentable ver el descuido
de la ciudad: fachadas asquerosas y/o pintadas por sectores con colores
diferentes, techos con desperdicios o con informales construcciones disonantes,
balcones en peligro, balaustradas y cornisas en proceso de destrucción, casonas
apuntaladas como sea, esculturas mutiladas, urinarios públicos permanentemente
consentidos, humo contaminante de vehículos que han pasado por “revisiones
técnicas”, restauraciones de nunca acabar o anunciadas y postergadas todos los
años, etc.
Todo esto afecta a los
bienes patrimoniales, los mismos que guardan la memoria de la ciudad y configuran
su identidad. La riqueza del paisaje urbano del Centro
Histórico, Barrios Altos, Rímac y La Victoria es innegable. Es hora de que las
autoridades piensen en serio en restaurar -por sectores- nuestros barrios y
edificios representativos. Experiencias como la de jirón Ancash -la cuadra
donde se ubica la Casa de las Trece Puertas- revelan como quedaría Lima si se
pusiera en valor su arquitectura. Además, la restauración debe preparar los
edificios para el gran sismo que algún día asolará esta despreocupada ciudad.
Poner en valor la arquitectura virreinal y republicana significará salvar el
patrimonio, la identidad de la ciudad y la vida de miles de personas.
Cierto que muchas de las
construcciones son de propiedad privada, pero es evidente que sus dueños no las
van a recuperar -por desinterés o por carencia de medios económicos-, entonces
es imperativa la intervención de las autoridades. Si es necesario hay que
replantear la legislación correspondiente, ya que con el pretexto de que el
Estado no puede intervenir en construcciones particulares cada día perdemos una
página de la historia limeña.
Pero los historiadores somos científicos
sociales y no podemos proponer la puesta en valor del Patrimonio sin considerar
la problemática social. Aquí intervienen también colegas de otras disciplinas
de las ciencias sociales y afines. El proceso debe incluir programas de apoyo
psicológico a las familias disfuncionales, desintoxicación de niños y jóvenes
drogodependientes, difusión de buenos hábitos alimenticios y alternativas
nutricionales, prevención del abuso sexual infantil, capacitación laboral de
jóvenes en peligro de ser arrastrados por el pandillaje y la delincuencia,
desactivación de centros de venta de drogas, desaparición de cantinas de “mala
muerte”, creación de bibliotecas barriales y museos para niños, control de
cabinas de Internet que ofrecen juegos violentos a los pequeños, recuperación de
la tradición oral, etc.
Pero no se vaya a pensar que hay que
defender sólo la arquitectura virreinal y decimonónica. También es necesario
aunar esfuerzos en defensa de la arquitectura peruana del siglo XX. En los años
20 del siglo pasado surgieron tres estilos que buscaban crear una arquitectura
nacional: el indigenista o neo-inca -aunque también usó motivos de otras
culturas-, el neocolonial o neobarroco y el neoperuano. Del primero y del
último hay pocos ejemplos, en cambio el neocolonial ha dejado numerosos
edificios en el Centro Histórico, Jesús María, Pueblo Libre, San Isidro,
Magdalena, Miraflores, etc. Es necesario un inventario que abarque los tres
estilos y luego una clasificación según la importancia de los edificios para
proceder a su protección. Las construcciones más representativas deben
conservarse íntegramente y las autoridades tienen que brindar todas las
facilidades administrativas, legales, tributarias, etc. que requieran las
familias o instituciones propietarias. Mucho más si conservan y restauran los
monumentos. Otras edificaciones menos trascendentes deben ser salvadas -al
menos- en las fachadas. Los arquitectos son por su propia naturaleza
profesionales creativos, y pueden solucionar este impase entre tradición y
modernidad. No permitamos que se siga destruyendo la arquitectura de la ciudad
como ha ocurrido en las avenidas Salaverry, San Felipe, Arequipa, etc.
logo permanente entre los
conservadores y los urbanistas.
Los
urbanistas deben reconocer que los espacios no son equivalentes; es necesario
tratarlos según las características que les son propias. El tener en cuenta los
valores estéticos y culturales del patrimonio arquitectónico debe conducir a
fijar para los conjuntos antiguos objetivos y normas de acondicionamiento
especiales. No se deben limitar a superponer, sin coordinarlas, las normas
ordinarias de planificación y las normas especiales de protección de edificios
históricos. (Congreso de Ámsterdam, 1975: 5).
Todo
ello en nombre de un mal entendido y peor administrado progreso urbano.
No
es exagerado afirmar que el potencial de riqueza destruida con estos
irresponsables actos de vandalismo urbanístico en numerosas ciudades del
continente, excede con mucho a los beneficios que para la economía nacional se
derivan de las instalaciones y mejoras de infraestructura con que pretenden
justificarse.
LA
SOLUCIÓN CONCILIATORIA: La necesidad de conciliar las exigencias del progreso
urbano con la salvaguardia de los valores ambientales, es ya hoy día una norma
inviolable en la formulación de los planes reguladores a nivel tanto local como
nacional. En ese sentido todo plan de ordenación deberá realizarse en forma que
permita integrar al conjunto urbanístico los centros o complejos históricos de
interés ambiental. (Reunión sobre Conservación y Utilización de Monumentos y
Lugares de Interés Histórico Artístico, 1967: 2).
Estamos advertidos, el progreso urbano debe estar orientado por planes reguladores. Y es en ese nivel que se aplica la denominada “solución conciliatoria”.
Pasemos ahora a otro género artístico. Lima
es una ciudad con un interesante acervo de escultura pública monumental, que en
los últimos años ha sido afectado por acciones -e inacciones- de las
autoridades que deberían protegerlo y promocionarlo. Desde el abandono total,
pasando por intervenciones distorsionadoras de los diseños originales, hasta el
atentado directo destructivo, la actitud de las autoridades demuestra suma
ignorancia que debemos confrontar desde la sociedad civil.
Es lamentable señalar que en este tema,
el Estado es el enemigo número uno del arte escultórico. Por esa razón los
historiadores podemos liderar a la sociedad civil para reclamar normas claras para la protección de
los monumentos conmemorativos y afines, obras de arte fundamentales en la
educación cívica de la población y testimonios visibles que ayudan a remarcar
la identidad y los valores patrióticos y ciudadanos. Insisto, hay que darles el
tratamiento que merecen, son obras de arte y el hecho de que estén en la calle
no significa que las abandonemos a su suerte.
Es necesario que exista un organismo
responsable que haga un seguimiento permanente de las esculturas y que coordine
cualquier intervención en el marco de las reglas estrictas de la conservación.
Una oficina dependiente de la Municipalidad Metropolitana o del Ministerio de
Cultura, habrá que ver.
Las municipalidades tienen la obligación
de brindar seguridad a estas obras de arte. La vigilancia tiene que ser
permanente, especialmente de noche. Las intervenciones de mantenimiento y
restauración tendrían que ser aprobadas y monitoreadas por los especialistas
del organismo propuesto, pero de manera ágil para evitar entrampamientos.
Lo más importante es que exista sanción
ejemplar contra los funcionarios responsables del daño a los monumentos, sea
por descuido, sea por intervenciones desafortunadas. Por ejemplo, los señores
alcaldes deben entender que los cambios de color -les encanta el dorado- o de
pedestal, sin consultar a los escultores, son faltas de respeto a la labor
creativa de los artistas. El diseño original debe ser considerado intangible.
Tenía razón José Antonio Gamarra Puertas cuando pedía a las autoridades
declarar en “estado de conmoción” al “monumento público estatuario
conmemorativo”, debido a la agresiva depredación (1996: 231).
Consideramos tres tipos de atentados oficiales
contra la escultura pública:
A. Desidia,
olvido y/o abandono. Ejemplos: Conjunto escultórico funerario del Cementerio
Presbítero Maestro, Alameda de los Descalzos, Monumento a la Victoria del 2 de
Mayo, Estatua de la Libertad (Plaza Francia), bustos de la Plaza de la Medicina
Peruana, Monumento a Humboldt (el caso más escandaloso), etc.
B. Atentado
directo distorsionador. Ejemplos: Monumento al Cnel. Bolognesi, Monumento al Mcal.
Castilla (en ambos casos los pedestales de granito están pintados de verde), Monumento
al Libertador San Martín (me refiero al pintado de la roca granítica, anterior
al reciente caso de vandalismo que afectó la parte inferior de la obra), etc.
C. Atentado
directo destructivo. Ejemplos: Monumento al Bombero (destrucción total para
cambiarlo por una figura de inferior calidad), Monumento a Washington
(destrucción de la banca semicircular), Monumento a Vallejo (absurdo reemplazo
del pedestal original para colocar la placa del alcalde Luis Castañeda).
D. Financiamiento
e instalación de pseudoesculturas sin valor artístico. Los casos más graves se
encuentran en el Callao y Chosica.
Ante esta realidad que abruma, podemos empezar por inventariar las esculturas y determinar su estado actual para sugerir a las autoridades las acciones correspondientes. En Lima hay trabajo de sobra que nos está esperando.
Tanto en el caso de la arquitectura monumental como en el de la escultura pública, la intervención en bienes inmuebles tiene varias etapas, el historiador / historiador del arte debe tener en cuenta este proceso para afinar sus competencias y potencializar su aporte. Veamos las fases según el método planteado por la Consejería de Cultura de Andalucía (González, 2008: 2-3).
A. Fase de
conocimiento: estudio previo del bien inmueble para elaborar la
documentación que determine y justifique el grado de intervención. Es un
diagnóstico.
B.
Fase de intervención: tiene tres
etapas.
1.
El proyecto.
2. La
ejecución de las obras.
3. La
memoria final.
C. Fase de
difusión.
Otro elemento
a tener en cuenta en la protección y uso del Patrimonio es el denominado “plan
de manejo”. Los historiadores están llamados a una participación más activa en
la elaboración y realización de estos documentos que permiten el uso racional del
Patrimonio Histórico. Según Fernando Fujita, un plan de manejo consta de las
siguientes fases: identificación, registro, investigación, conservación, puesta
en valor, análisis e inserción en la realidad y propuesta de desarrollo local (2005:
29). Un trabajo multidisciplinario en el que los historiadores dialogarán con
gestores culturales, museólogos, antropólogos, arqueólogos, arquitectos, etc.
Una oportunidad para ampliar nuestros horizontes y aportar a la sociedad en una
problemática de imperiosa actualidad.
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de gestión cultural en el Perú. Lima: INC / Universidad de Piura / OEI.
Varios autores (2000). Patrimonio
Cultural del Perú. 2 vols. Lima: Congreso del Perú.
[1] Con motivo
de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América del Sur y Países
Árabes (ASPA), nuevamente cerraron al público el Museo de la Nación (octubre
2012). El uso inapropiado de las instalaciones del museo nos hace pensar en un Estado
peruano indigente y desorganizado, que necesita
con urgencia construir un local para eventos internacionales. El nuevo atentado oficial contra el Museo de
la Nación revela que las autoridades creen que el progreso se mide sólo con el
aumento de los negocios. Su visión limitada del desarrollo humano les hace
creer que la ciencia, la educación y el arte pueden esperar.
Etiquetas: patrimonio
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